miércoles, 8 de mayo de 2013
Cómo transformarnos a nosotras mismas y al mundo...
JEAN SHINODA BOLEN
Extracto del libro "El millonésimo círculo. Cómo transformarnos a nosotras mismas y al mundo".
Editorial Kairós. 2004. Barcelona.
Un círculo es la figura contenida en una circunferencia sin fisuras y simboliza la totalidad. Si la línea que lo delimita se rompe, deja de ser un círculo. El mismo principio puede aplicarse a un círculo de mujeres: para constituir un círculo y ser un lugar seguro, su límite debe estar intacto.
Ese límite es la capacidad que posee el círculo de preservar sus contenidos, pues es primordial que exista la confianza. Lo que se comunica como confidencia se mantiene como tal; es así de simple.
De lo contrario, nos hallaremos ante un grupo de mujeres que no confían las unas en las otras, o ante una reunión de mujeres con las cuales hay que llevar puesta una máscara y una armadura social. Eso no es un lugar sagrado.
Para que un círculo de mujeres sea un lugar seguro lo que en él se diga debe ser tratado con respeto, por más digna de lástima o vergonzosa que sea una confesión; por más que se preste al más sabroso de los cotilleos.
Revelar la propia intimidad requiere valor y confianza; y es un acto que merece ser honrado y guardado confidencialmente porque si no lo haces fallas a esa mujer, te fallas a a tí misma y fallas al círculo.
Aquello que no se comparte y que, por vergüenza, se mantiene en secreto hace que te sientas -u otra mujer se sienta- inaceptable, excluida del círculo de acogida, insana.
Para que un círculo de mujeres sea un lugar seguro debe constituir un espacio uterino capaz de acoger nuevas posibilidades, donde la mujer y su sueño encuentren apoyo mientras éste sea aún sólo un esbozo sin definir en su psique.
El miedo al ridículo aborta aquello que podría haberse desarrollado; la indiferencia lo priva de alimento.
Un círculo seguro acoge el sueño de cada mujer confidencialmente y sustenta la posibilidad de que se realice.
• Los 3 principios de la tradición de la Diosa “La Danza en Espiral” de Starhawk
Inmanencia: Significa que la Diosa está presente en todo lo encarnado; que cada ser vivo es una manifestación de su ser viviente en la Tierra; que la naturaleza, la cultura y la vida en toda su diversidad son sagradas. La inmanencia nos llama a vivir nuestra espiritualidad aquí en el mundo, a pasar a la acción para preservar la vida en la Tierra y a vivir con integridad y responsabilidad.
Interconexión: Es la comprensión de que todos los seres están interrelacionados, de que estamos unidos a todo el cosmos como partes de un organismo vivo. Lo que afecta a uno de nosotr@s nos afecta a tod@s… de esta manera la interconexión trae consigo la compasión, ya que sentimos el dolor ajeno con tanta fuerza que despierta nuestra pasión por la justicia.
Comunidad: La tradición de la Diosa se vive en comunidad. Su foco principal no es la salvación individual, ni la iluminación, ni el enriquecimiento; sino el crecimiento y la transformación que llegan a través de las interacciones íntimas. La comunidad no sólo incluye a las personas sino también a animales, plantas, tierra, aire, agua y a los sistemas de energía que sostienen nuestras vida.
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